El recorrido de la octava etapa de este Dakar 2020 se trataba de un bucle con salida y meta en el vivac de Wadi Al-Dawasir, con un primer enlace de 132 kilómetros al que siguió una larga especial cronometrada de 477 kilómetros y otros 107 kilómetros más hasta regresar al punto de partida. Un recorrido con protagonismo especial para la arena y los cordones de dunas que pusieron a prueba a pilotos y copilotos tanto en la técnica para superarlas como en la búsqueda de la trazada óptima.
Gerard Farrés y Armand Monleón comenzaban la etapa con el objetivo fijado de alcanzar a su compañero y líder de la clasificación S&S, Casey Currie, para escoltarle en su batalla por la general. Con los rivales presionando, el ritmo de los favoritos fue alto y esto obligó a tomar riesgos, lo que acabó costando a la pareja española volcar al paso de una duna cortada en la que clavaron el morro y dieron la vuelta por delante. Sin consecuencias físicas y con daños mecánicos menores, Farrés y Monleón alcanzaron meta un día más y ya ponen la vista en la próxima etapa en la que, de nuevo, podrán volver a marcar su propio ritmo.
Gerard Farrés: “Lo primero es confirmar que estamos perfectamente. Es verdad que ha sido un buen susto, pero por suerte nosotros estamos bien y el coche también ha llegado a meta en buenas condiciones. Hoy era importante ayudar al equipo y lo hemos hecho. Ahora estamos deseando que llegue mañana para poder volver a correr por la victoria de etapa”.
Armand Monleón: “Hemos salido con el objetivo de alcanzar a Casey para rodar por delante de él y así prevenirle de posibles riesgos. El ritmo ha sido bastante alto durante toda la etapa y en un paso de una duna cortada hemos volcado. No ha habido problema y hemos podido continuar. Así que estamos contentos de haber salvado una situación complicada y poder seguir pelando en este Dakar”.