Jaume Betriu se ha convertido, sin duda, en uno de los nombres propios del Dakar 2021. En su segunda participación consecutiva en esta prueba tan extrema, el embajador de Athena Motor Ibérica ha finalizado en 12º lugar de la general y ha sido el segundo mejor español clasificado. El vigente campeón de España y subcampeón del mundo de Enduro 3 ha irrumpido con fuerza en la modalidad de rallys y apunta a convertirse en uno de los candidatos al top 10 en futuras ediciones.
El piloto del equipo FN Speed y KTM España ha competido en Arabia Saudí con el nuevo casco Airoh Aviator 3, botas Eleveit X-Legend y la equipación Troy Lee suministrada por Athena Motor Ibérica, empresa especializada en la distribución de recambios y equipaciones en el sector de la motocicleta, con sede en Palau Solità i Plegamans (Barcelona). Jaume Betriu explica las virtudes de este material, y cómo influye en una competición como el Dakar, en esta entrevista en la que hace balance de su participación y cuenta sus proyectos de futuro.

¿Contento con tu segunda experiencia dakariana? ¿Qué nota te pones?
Valoro muy positivamente mi participación en el Dakar porque ha sido un año muy difícil. Llegué a Arabia Saudí sin poder disputar ningún rally antes y sin apenas entrenar el roadbook. La primera semana fui irregular, sufrí algunas caídas y también me perdí en alguna etapa. La segunda, en cambio, fui más constante y conseguí acabar muy bien. En general estoy muy contento, pero aún puedo mejorar. Me pongo un 8 sobre 10.
¿El factor psicológico es muy importante en esta carrera tan extrema?
Son muchas horas de pilotaje, entre especiales y enlaces, de mucha navegación… casi todos los días parecen iguales y eso fatiga psicológicamente. Por eso es esencial trabajar a nivel mental y mantener la cabeza fría para no perder la paciencia, porque los días pasan muy lentos y parece que nunca se acaban. Soy de carácter tranquilo y eso juega a mi favor para no agobiarme en las situaciones más difíciles. En el Dakar a veces hay que tirar más de cabeza que de físico.

¿Cuál fue tu momento más delicado?
Mi peor momento fue justo al principio, en la primera etapa, cuando me perdí durante una media hora y eso me agobió bastante, aunque me controlé pensando que sólo era el principio y que tenía muchas etapas por delante para remontar. La primera semana también sufrí un par de caídas que me ayudaron a comprender que no debía correr más de la cuenta, que debía tomármelo con más calma y no ser inconsciente.
¿Debiste controlar tu impulso de dar más gas?
En esta carrera existe el peligro de querer ir muy rápido. Mi moto KTM es muy potente y la cabeza, inconscientemente, te pide dar gas. Pero hay que comprender que no vale la pena arriesgar mucho ni jugarte la vida si luego al final te pierdes por falta de concentración y acabas perdiéndolo todo. Lo importante es encontrar un equilibrio y sentir buen feeling sobre la moto cada día. A mí, alguna etapa me costó mucho porque se me rompió el motor del roadbook y debía pasarlo a mano, lo que me desconcentró y no me dejó centrarme en pilotar.

La competencia este año ha sido tremenda…
Esta edición ha habido un nivel altísimo, con gente rápida, experta y muy constante. Pero la segunda semana pasó factura, sobretodo a nivel mecánico. Por eso valoro mucho mi resultado final. Reconozco que me veía capaz de mejorarlo, pero en esta carrera tan larga no puedes marcarte un objetivo al principio, es mejor ir pasito a pasito.
El final fue de traca, con tu mejor resultado parcial: noveno.
La última etapa me salió perfecta. Tenía mi perseguidor a 20 minutos, por lo que no me podía dormir si quería conservar la posición en la general. Salí a buen ritmo, cogí pronto el feeling a la navegación, fui constante y cerebral para no irme al suelo, lo que me permitió acabar noveno. Finalizar así me deja mejor sabor de boca para volver dentro de un año.
¿Ya piensas en regresar? ¿Será cierto eso de que el Dakar tiene algo de adictivo?
Es verdad que el Dakar engancha, por mucho que algún día las pases canutas. Claro que quiero volver, aunque preferiría hacerlo en un recorrido con más kilómetros de dunas y arena, porque este año algunos días han sido muy monótonos. Las etapas parecían pensadas más para los coches que para las motos.

Un piloto tan competitivo como tú, que el primer año fuiste 14º y mejor rookie y éste has finalizado 12º, ¿tienes ya el Top 10 del Dakar en mente?
Pienso en ese objetivo porque sé que todavía puedo mejorar, aunque soy consciente de que sólo llevo dos participaciones y tengo mucho por aprender de esta carrera. Para estar entre los mejores y poder pilotar a un ritmo más constante y con feeling hay que entrenar mucho la navegación. Esta temporada la intención es repetir el Mundial de Enduro y el campeonato de España, donde hemos puesto el listón muy alto. Aunque el enduro es una buena manera de preparar el Dakar, física, técnica y mentalmente, también me gustaría poder disputar algún rally para llegar mejor al Dakar 2022, sobretodo en cuanto a navegación.
¿Contar con tu pareja sentimental en carrera, aunque sea la campeonísima Laia Sanz, no es una preocupación añadida?
Mentiría si no dijera que siempre la tengo en mente, porque en un Dakar hay muchos kilómetros y muchos peligros. Pero no me descentra en absoluto porque confío en su gran experiencia y sé que Laia no es de los pilotos que van al límite. Además, nos apoyamos mucho el uno al otro y mantenemos una rivalidad muy sana, claro.
