Tengo que confesar que afrontaba este Dakar con curiosidad al tratarse de un nuevo país, una nueva cultura y un recorrido totalmente diferente al de Sudamérica. Pero después de estos días debo reconocer que me ha sorprendido gratamente en todos los sentidos.
A nivel deportivo, porque está resultando excelente, tanto técnicamente como por sus extraordinarios paisajes. La mano de la nueva dirección, a cargo de David Castera, se está notando para bien, con unas especiales que me han recordado a Marruecos y Mauritania. Sin duda, esta edición ha vuelto a los orígenes del Dakar.
El roadbook era otra de las incógnitas y también ha sido una sorpresa agradable. Entregarlo por la mañana permite igualar las fuerzas a nivel de navegación. Entre los participantes existía el temor de ver cómo estarían señalizados y, a la hora de la verdad, lo cierto es que la información es muy completa y sin errores. El trabajo de los ouvriers Thierry Magnaldi y Jean-Paul Cottret, con gran experiencia en el Dakar, ofrecen plenas garantías, en este sentido.
Con este nuevo sistema, el Dakar da un gran paso adelante para recuperar la importancia de la navegación, que últimamente había perdido muchísimo protagonismo a causa de las ayudas tecnológicas. Espero que este cambio de política con el roadbook tenga continuidad en el futuro, ya que es un gran acierto.
Así lo vemos reflejado en la general de coches, donde la igualdad es extraordinaria, con sólo 24 segundos de diferencia entre el líder Carlos Sainz y el segundo clasificado, Nasser Al-Attiyah. Estoy seguro que de habrá emoción hasta el final y preveo que la carrera seguirá trepidante hasta el último día. Pero… cuidado con la etapa de mañana. Se tratará de la primera parte de la maratón, por el sur del país con dunas muy bonitas que pueden provocar sorpresas en la clasificación.
A nivel personal, me siento muy satisfecho de haber disfrutado del nacimiento de una nueva era para el Dakar, marcada por muchos cambios dirigidos a mejorar el nivel deportivo. Todas las novedades han sido muy bien acogidas por los pilotos, como demuestra que en el campamento sólo se escuchen comentarios positivos y ninguno negativo.
El país también me ha sorprendido gratamente, por su increíble variedad de terreno y sus maravillosos paisajes. Tiene pistas rotas, pero también mucha zona de dunas que, por proximidad geográfica, se parecen a las del Rally de Dubái.
A nivel social, sólo puedo decir que me he encontrado una normalidad más que aceptable y muy distinta a lo que nos podíamos imaginar. En Arabia Saudí me he sentido muy bien acogido y no he tenido ningún problema por no ser de allí. Creo que poder hablar de normalidad, ya es todo un éxito.
Por todo ello, preveo un largo recorrido para el Dakar en Arabia Saudí, un lugar donde la carrera se puede asentar los próximos años.