En el 2019, Gianna se convertirá en la primera mujer peruana en competir en el Dakar en Moto. Pero previamente, sabe que su participación en el Mitsubishi Motors Desafío Inca es fundamental para su preparación.
La joven piloto comentó que su historia con las motos “no empezó como un cuento de hadas”. Conoció las motos al mismo tiempo que ella y su familia pasaba “momentos difíciles”, cuando le detectaron cáncer de ganglios etapa 3. Recordó aquella vez como una etapa “muy complicada, no sólo por la lucha contra la enfermedad, sino contra mí misma porque veía como mi cuerpo cambiaba”.
“La moto me devolvió lo que el cáncer había arrebatado, me devolvió ese amor por mí misma que se había perdido por culpa de las 16 quimioterapias y 32 radioterapias. Cada vez que trepaba un cerro, sentía un poder que desconocía, el poder de creer que yo soy capaz de conquistar cualquier obstáculo que se me ponga enfrente” agregaba respecto al poder sanador de subirse a las dos ruedas.
En cuanto a su participación en competencias profesionales dijo: “Las carreras llegaron mucho después que me enamoré de la moto. Las carreras jamás han sido para demostrar que yo era mejor que alguien, sino para demostrarme que yo también puedo. Sólo soy una chica como cualquiera que un día se subió a una moto y nunca pudo bajarse.