El KH-7 Epsilon Team ya tiene en el bolsillo otra especial complicada de este Dakar 2023, y lo vuelve a hacer sin mácula. El camión inscrito en la Challenge New Energy y único vehículo de la carrera que compite impulsado con hidrógeno, ha completado los 374 km cronometrados del segundo bucle con salida y llegada en Ha’il en 9 horas 44 minutos y 22 segundos, un tiempo que los habría situado en 28ª plaza absoluta de competir en la categoría T5.
El reglamento les obliga a ser los últimos participantes en tomar la salida de cada etapa, 15 minutos más tarde que sus predecesores. Encuentran las pistas rotas y las dunas pisadas y plagadas de roderas, lo que multiplica por varios enteros la dificultad, pero acaban llegando al vivac mucho antes que buena parte de sus rivales. En el día de hoy, la aventura arrancaba a las 12:28h locales, y lo hacía con una hoja de ruta que nos resume Jordi Juvanteny: “La etapa de hoy era muy exigente al inicio, a lo que se unía que la hora del día nos hacía rodar con el sol siempre de cara y sobre una arena brillante y caldeada. En estos primeros kilómetros hemos avanzado despacio, pero seguro, porque nos encontrábamos los platós de arena muy removidos, unas condiciones que complican mucho la progresión cada etapa porque no perdonan el más mínimo error”.
En los primeros controles de paso de la jornada la soledad es la compañera habitual de viaje del KH-7 Epsilon Team, aunque no tardan demasiado en encontrar compañía, como explica Jordi Ballbé: “Sumábamos puntos de paso más solos que la una, pero pronto han empezado a aparecer decenas de coches y camiones enganchados o tirados en pista con toda suerte de averías. Es una verdadera lástima que el reglamento no les permita aceptar nuestra ayuda, porque muchos buscaban una eslinga amiga…”.
A todo esto, llega el momento al que han empezado a habituarse los componentes del equipo, la noche: “Nos empezamos a acostumbrar a competir en estas horas –hoy hemos rodado cuatro horas y media bajo la luz de la luna–, y confieso que nos lo hemos pasado bien. Las dificultades de navegación nos han mantenido más que despiertos, y como elemento de dificultad añadido hemos encontrado unas dunas con unas paredes tremendas, en las que se debía buscar el paso sin perder demasiado el rumbo para no dejarte pendiente ningún waypoint. ¡Es que hemos tardado casi dos horas en completar los últimos 35 kilómetros! Por fortuna ya estamos en la meta; una etapa más en el saco y seguimos sumando en un Dakar que, al principio, parecía poco más que una misión imposible para nosotros”.