La copa monomarca más importante de Alemania hizo su debut hace 30 años. Con un tiempo por vuelta de 1:15.50 minutos, Olaf Manthey fue el protagonista de aquella temporada.
Decenas de Porsche 911 de la generación 964 con configuración Cup se agrupan en el escenario perfecto para un momento histórico. El sol calienta el ambiente en el último día de marzo de 1990 y las gradas están repletas en el estreno de la Porsche Carrera Cup en el circuito de Zolder, en Bélgica. Sucesora de la Porsche 944 Turbo Cup, que se desarrolló entre 1986 y 1989, esta nueva competición fue cobrando cada vez más relevancia, a tal punto que 1993 pasó a denominarse Porsche Supercup y comenzó a compartir calendario con los Grandes Premios de Fórmula 1.
Aquel día de primavera en Europa, en la primera sesión de clasificación, Olaf Manthey salió de boxes en su Porsche 911 Carrera 2 Cup de color verde. El piloto de 34 años, nacido en Renania (Alemania), era conocido en el mundo de las carreras como un artista del drift: siempre pisando con decisión el pedal del acelerador, manteniendo en todo momento un ligero y controlado derrapaje, que acabó siendo su seña de identidad, como también lo era su poblado bigote. En plena calificación, tras unas vueltas a ritmo rápido, ondearon las banderas amarillas, lo que significaba que debía levantar el pie. “Así que conduje dos o tres vueltas y calenté cuidadosamente los neumáticos”, recuerda. “¡Las gomas estaban a la temperatura perfecta cuando finalmente pude recuperar el ritmo!”. Se dieron entonces las condiciones ideales para lograr la pole position con un tiempo por vuelta de 1:15.50 minutos.
En la carrera del domingo, logró imponerse a los otros 37 Porsche 911 Carrera 2 Cup técnicamente idénticos con los que rivalizaba, lo que le convirtió en el primer ganador de esta nueva competición. Nueve pruebas después, al final de la temporada, Manthey se quedó con el título de campeón. No obstante, y a pesar de su pasión por el pilotaje extremo, tuvo que cambiar por completo su estilo de conducción, dado que el 911 era su primer vehículo de carreras con motor trasero. “Cada vez que las ruedas traseras derrapan, pierdes una enorme cantidad de tiempo”, dice. “Este auto exige una trazada absolutamente limpia”. Manthey tuvo que hacer grandes esfuerzos para adaptarse a ello, lo que describe como algo “increíblemente difícil”.
La extraordinaria ambición del primer campeón de la Porsche Carrera Cup lo llevó a montar su propio equipo Porsche. Y no fue en vano, ya que logró ganar esta copa monomarca en cuatro ocasiones. También se impuso en las legendarias 24 Horas de Nürburgring seis veces y participó en la categoría GT en Le Mans con un contrato de fábrica (1999, 2013 y 2018), así como en el Campeonato Mundial de Resistencia (2015, 2019). Olaf Manthey mantiene viva la llama en nuestros días: “El amor hacia Porsche que nació en Zolder sigue aún intacto”, dice.